De manera pragmática y resumida, la aceptación es tomar la realidad tal y como se presenta. Ahora, cuando nos aproximamos a esta con la intención de darle una comprensión espiritual, podemos entender la aceptación como uno de los recursos que el alma nos da para encontrarle sentido a todo lo que hallamos, ya que cuando aceptamos podemos ver “más allá” de lo que nuestros ojos ven.

Para que el proceso de la aceptación sea “efectivo”, debe iniciarse en nuestra mente, bajar a nuestro corazón e integrar la experiencia: debemos dejar de aferrarnos a los pensamientos y caprichos de “lo que debió ser”, para que bajen al corazón y permitirnos sentir para trascender. Cuando esto ocurre, aparecen la compasión y el respeto más elevado por el otro como muestra de un desarrollo de consciencia.

En este sentido, la aceptación nada tiene que ver con estar de acuerdo con lo que no nos gusta ni mucho menos es símbolo de debilidad o mediocridad. Al contrario, las pruebas que nos confrontan con la aceptación (como pérdidas, decepciones, tensiones, etc) son los espacios que nos da la vida para mirar las cosas de manera diferente.

Beneficios de la aceptación

Si bien los beneficios de la aceptación no caben en una lista, los más significativos pueden resumirse así:

Emociones: lo que nos acerca y nos aleja de la aceptación

Lo que nos separa de la aceptación son nuestras emociones: cuando las suprimimos y cuando las reprimimos.

→ Suprimimos emociones cuando es un proceso inconsciente: no somos conscientes de esa emoción y directamente la rechazamos como si no estuviese en nosotros.

→ Reprimimos emociones cuando es un proceso consciente: no nos animamos a sentir la emoción para evitar algún estado emocional (tristeza, ira, dolor provocado por alguna idea limitante) o por temor de lo que implica experimentar “esa” emoción.

IMPORTANTE A SABER: no sabemos lo que sentimos hasta que lo traemos al consciente.

Aliviar las emociones abre paso a una aceptación real

El trabajo de la aceptación pasa por comprender que nuestros problemas están en nuestros pensamientos / emociones, por eso la tarea es individual e interna. En cambio, lo que suele ocurrir es que queremos cambiar la razón por la que sentimos la emoción y no las perspectivas de lo que formó esa emoción para cambiarla.

Por eso es importante volver al banco de registros mentales que categoriza según lo que hemos sentido, vivir las emociones, respirarlas y quedarnos en ese lugar incómodo para poder trascenderlo.

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