La herida del rechazo

A la mayoría de nosotros nos acompaña la herida del rechazo, incluso, desde temprana edad. Pero eso no significa que nos tenga que gobernar por siempre, podemos no seguir eligiendo vibrar desde esa herida.

¿Cómo reconocer que, efectivamente, tenemos esta herida? Pues, se refleja cuando nos sentimos invalidados a hacer algo que anhelamos, cuando no nos animamos a realizar lo que sentimos hacer, y por eso vamos dejando de disfrutar nuestra vida. Siempre va a haber gente que nos va a querer invalidar, frenar, pero que nosotros cedamos ante eso demuestra que la herida aún está abierta.

Por eso, vamos a dedicarnos aquí a prestarnos atención cada vez que no nos sintamos tan valiosos. Revisemos lo que hemos estado rechazando de los demás; es probable que eso que el otro no valora en nosotros, sea porque tampoco lo estemos valorando nosotros mismos.

Título