Aceptar no es estar de acuerdo con lo que no nos gusta.
Aceptar no es mostrar debilidad ni mediocridad.
Aceptar es tomar la realidad tal y como se presenta.
Y esto no está mal, nada mal… ¿Sabes por qué? Porque son muchos los beneficios de la aceptación:
- Como un recurso del alma para darle sentido a lo que racionalmente no podemos entender.
- Como una vía para solucionar problemas.
- Como un medio para integrar emociones suprimidas y reprimidas.
- Como una manera para gestionar el estrés y el enojo.
- Como una forma para soltar y dejar ir.
- Como la clave para trabajar principios y finales.
De esto y más estaremos hablando en “El Camino de la Aceptación”.