Si hay un pensamiento cercano a la energía del amor es la gratitud. La actitud que mueve la relación entre el que agradece y el agradecido está libre de miedos, quejas, condicionamientos, necesidades y escasez. Sobre esto seguimos reflexionando este mes en la comunidad, donde no solo estamos aprendiendo a vivir más simple, sino también a hacer las cosas lo mejor que podamos para inspirar a otros.

Es importante que ante una situación por resolver o conflicto con otra persona, encontremos algo para agradecer. Esto nos va a permitir proyectar el amor en lo que estemos haciendo. Así pues, para que la gratitud se manifieste necesitamos hacer movimientos físicos reales para que no quede solo en un buen discurso.

La gratitud siempre eleva el pensamiento y además:

  • Nos regala un espacio de autovaloración muy importante.
  • Nos permite descubrir el valor de los demás y hacérselos saber.
  • Evita que los pensamientos de escasez nos detengan. Que los “no tengo tiempo”, “no llego”, “no alcanzo” nos aten al conflicto y los proyectemos en los demás.
  • Nos abre a una energía hermosa que facilita nuestra posición de liderazgo.

Pero… ¿Cómo podemos empezar a incluir la gratitud en lo cotidiano? Celebrando y destacando los logros tanto propios como los de otros. Hacerlo, no desde el intelecto, sino como una manera de dejarle ver a la otra persona cuál es su valor.

El perfeccionismo es una barrera que me desconecta de mi entorno

El liderazgo solemos verlo como algo cuadrado y tenso. Si a eso le sumamos el querer hacer todo bien siempre, el ser perfeccionistas y no permitirnos errar o castigarnos cuando lo hacemos, entonces, el auténtico servicio y la generosidad que significa liderar se pierden.

El perfeccionismo, que no es más que el miedo a fallar y la búsqueda de un imposible, nos desconecta de nuestro entorno. Por eso, debemos movernos del perfeccionismo hacia la voluntad de hacerlo lo mejor posible.

Para romper con este patrón que tenemos normalizado y, muchas veces asumido, pero no nos atrevemos o no sabemos cómo cortarlo, basta con empezar a ser compasivos con nosotros mismos y con los demás. Así, también permitiremos que el liderazgo sea empático y útil.

Debemos entender que hacemos lo mejor posible en ese momento, que no podremos cumplir todas las metas que nos proponemos, las cuales muchas veces están basadas en el perfeccionismo, pero sí podremos cumplir todas las metas que sean necesarias porque la vida obrará en nuestro favor, no en contra como cuando nos exigimos demasiado a nosotros, y por ende, a los demás.

No necesito saberlo todo

Creemos que el intelecto es más importante que la intuición u otras formas de comunicación cuando desarrollamos habilidades de liderazgo, pero lo que hace que nos presten atención y nos sigan está inspirado más por lo que se siente, que por lo que se escucha o conoce.

La necesidad de tener que saberlo todo alimenta el miedo a equivocarnos y aprender a hacer las cosas de otras maneras. Nos detiene y limita. El que cree que lo sabe todo se pierde la oportunidad de seguir aprendiendo y sintiendo algo nuevo en su vida.

Nuestra disposición a aprender es necesaria para que podamos vivir nuestro rol de liderazgo desde un lugar más productivo. Para eso, revisemos si estamos demasiado preocupados por lo intelectual o si realmente estamos abiertos a seguir creciendo y aprendiendo cada día.

El descanso necesario

Estos días estamos más enfocados en ser productivos que en disfrutar lo que hacemos. Es allí donde caemos en la sobrevaloración, donde damos más importancia a lo que hacemos que a lo que somos o qué tanto, eso que hacemos, tiene que ver con lo que sentimos.

Para que las cosas cotidianas fluyan de una forma espontánea y no desde el sacrificio, para ser más creativos, es necesario dejar de darle peso a la productividad y empezar a integrar el descanso, que no significa dormir, sino darle descanso a nuestra mente para movernos hacia tareas que nos lleven a disfrutar, a detenernos.

Si somos creativos, podremos encontrar salidas de muchas maneras y darnos cuenta de que estamos aprendiendo algo nuevo.

  • Quien se mide por la productividad está enfocado en tener y competir, se pierde detalles del camino.
  • Quien disfruta los procesos de forma fluida busca compartir y ser creativo.

Esto también te puede sumar para estas lecciones

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