Me siento madre de mi pareja

Cuando nos vamos al extremo de querer siempre salvar al otro, se origina un desequilibrio que nos produce frustración y termina cansándonos. Esa necesidad de sentirnos imprescindibles en una relación, de pareja, entre padres e hijos, etcétera, suele identificarse como el complejo de Wendy.

Este síndrome está basado en la idea de satisfacer al otro por miedo al rechazo o al abandono y tiene su origen en el pasado familiar. Las personas que están involucradas en esta dinámica no son capaces de tomar las riendas de su propia vida, ya que se dedican a controlar la vida del otro, pero cuentan con la colaboración activa de la otra parte; la que quiere siempre ser salvada y atendida.

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