La herida detrás del controlador

Detrás de una personalidad controladora se oculta el miedo a sufrir una crisis en el entorno. Esta herida, que todos cargamos de alguna manera, se forma en los primeros años de vida, cuando sentimos una pérdida de confianza en nuestros padres. A partir de allí, vamos construyendo una identidad que nos proteja del dolor de volver a sentirnos traicionados.

Así pues, todos somos un poco manipuladores, en el sentido de control, debido a nuestras vivencias familiares en el pasado, pero la realidad es que una vez que reconozcamos e identifiquemos este patrón en nosotros, podremos ser capaces de buscar soluciones y elegir algo diferente.

Título