Actuar desde las ideas que nos cuenta la mente, que casi nunca son verdad, o desde la pasión desenfrenada, no nos llevará a tomar las mejores decisiones. ¿Debo, entonces, ignorar todo eso?

Se trata de encontrar un equilibrio. Debemos atender lo que ocurre en nuestra mente, después lo que nos dicen las emociones, pero luego lo que nos dice el alma, que es lo que se siente en paz.

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