El desequilibrio vive en el pasado y en el futuro

Estoy seguro de que en algún momento habrán escuchado o leído que la preocupación es exceso de pasado y que la angustia es exceso de futuro. En lo particular, estoy de acuerdo con esta afirmación, porque si hay dos lugares en los que puede residir cómodamente el desequilibrio es en esos extremos de la línea del tiempo. Por eso el presente es un recurso tan valioso: es el único momento capaz de mantenernos conectados con el equilibrio.

Lo que nos desconecta del aquí y el ahora es el ego, que prioriza nuestros pensamientos por sobre nuestra consciencia, y nos vincula con un pasado o futuro. Y como sé que tratar de no estar en el pasado o en el futuro es complicado, les propongo que nos concentremos en el presente a través de todo lo que la inmediatez de lo que estamos viviendo nos ofrece.

Entiendo que romper con el pasado es difícil porque es ahí donde están todas las referencias, pero hay que hacer un esfuerzo por alejarnos de esa temporalidad para ubicarnos en el presente y poner foco sobre lo que está sucediendo al instante. La clave para conectar con el presente es no hacer de eso una tarea, porque conseguiremos el efecto contrario; lo más efectivo es usar lo que tenemos a la mano para canalizar nuestra atención y entonces, por consecuencia, ocurrirá esa conexión con el momento actual.

Enfocarnos para ser fieles a nosotros mismos

Un recurso indispensable para el trabajo del presente es la focalización, porque implica claridad en nuestros objetivos y concentración en las acciones. Perdemos el foco al prestar mucha atención a lo que está a nuestro alrededor o al perdernos en ideas. Entonces, ¿cómo focalizarnos en lo cotidiano para no perder el equilibrio? Combinando los siguientes elementos: prestar atención a lo que estoy haciendo + tener clara mi intención.

Tal y como se los propuse en el Camino de la respiración, la idea es enfocarnos sin tratar de cambiar nada. El solo hecho de prestar atención a todo lo que ocurre a nuestro alrededor es suficiente para traernos al presente y poner nuestra mente al servicio de la observación. Cuando estamos enfocados el equilibrio viene como una consecuencia natural y sin esfuerzo.

Otra de las herramientas que nos va a ayudar a mantenernos en equilibrio en lo cotidiano es nuestra capacidad de decidir → sí o no. Una vez que ya hemos incorporado el discernimiento a nuestras vidas, la forma aplicarlo es a través de la administración de nuestras decisiones.

Si de verdad queremos conseguir el balance tenemos que respetar lo que sentimos y decidir en función de lo que el alma nos comunica. Para nosotros siempre debe haber un sí, porque ahí está la garantía de nuestro equilibrio. Puede que a veces esa respuesta coincida con la expectativa del mundo y otras no, pero nuestra responsabilidad es ser consecuentes con el poder que se nos ha otorgado.

Mientras tanto seguimos dando vueltas alrededor de todas las posibilidades con las que podemos encontrar y sostener el equilibrio en nuestra vida…

Recomendaciones para una mejor aproximación a este tema

Llegados a este punto nos manejamos con conceptos muy específicos. Por aquí te dejo algunas pistas que te serán de gran ayuda para ponerte en contexto:

• ¿Cómo profundizo para comprender mejor mi alma?
• Conoce 4 pasos para conectar con tu intuición
• Aprende a fortalecer el poder que hay en ti
• ¿Por qué son importantes las decisiones del alma?
• El equilibrio: el arte del balance