El miedo a nuestra grandeza (que nos mantiene pequeños)

Todos tenemos una esencia, que es la que nos define. Luego, ocurre el destino, que es aquello que hemos venido a ser y hacer en función de esa esencia. Al no cumplirlo, o no estar viviéndolo, vamos sufriendo más.

Cuando lo que somos no está reflejado en lo que hacemos o en la forma que nos mostramos al mundo, allí comienza la enfermedad; ya sea física o emocional. Por eso, el mejor momento para reconocer nuestra grandeza y desarmar nuestro miedo a brillar es ahora. ¿Te animas?

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