Lecciones Diarias

Todo pasa. No nos quedemos atados a lo que se va, ni tratemos de hacer permanente lo que tenemos. Saber decir adiós y bienvenido. Porque también todo llega.

Reconocer que todos tenemos heridas, unas sanas u otras para sanar. Y que la compasión es una manera de cuidarnos y cuidar a los demás. Elijamos una manera amorosa de conectarnos.

Discernir entre lo que es real y lo ilusorio. Bajar a mi corazón para “sentir” eso que veo y pienso. Y darle valor a lo que se siente en paz.

Esperemos que algo mejor suceda, provocándolo al hacer algo mejor. En lo cotidiano, no nos dejemos vencer por la rutina y elevemos nuestra manera de vivirla.

Disfrutar cada momento del día con la conciencia que cada uno, tal como se presenta, es único y no se repite. Agradecer lo que vivimos con la alegría de lo nuevo.

Escuchar las críticas o los elogios con apertura, sin mezclarme en ellos. Ser testigo de la opinión de los demás, sin tomarlo personal.

Encontrar una manera posible de perdonar. Eso que aún me mantiene en enojo o con dolor, es lo que me permitirá liberarme de mis propias agendas del miedo. Al perdonar, me libero.