Lecciones Diarias

Canalicemos, de la mejor manera posible, lo que sentimos que tenemos que hacer en el lugar y las circunstancias que la vida nos pone hoy. Sirvamos con entrega y humildad.

Lo que no nos gusta puede ser el disfraz de una bendición. Animémonos a vivirlo para que se revele.

Los obstáculos son menos importantes que la forma en cómo reaccionamos ante ellos. Dispongámonos a aprender, en lugar de reaccionar. Y sentiremos nuestra grandeza apareciendo en cada experiencia.

Revisemos si en nuestras sugerencias a los demás hay un deseo de servicio o de control. Sentiremos la diferencia porque solo el primero se sentirá en paz.

Cuidar lo que expresamos en las palabras, no solo lo que decimos, sino la intención que ponemos en ellas. Todas tienen un efecto.

Desarrollemos una mirada humilde, especialmente cuando no estemos en paz. La falta de humildad nos nubla y todos nuestros miedos cobran fuerza. Silencio y quietud para desarrollarla.

Respetemos los grandes sueños, pero comencemos por las pequeñas acciones. Es la suma de los pequeños pasos posibles, en cada momento, lo que nos llevará al final del camino.