No puedo salvarte, no puedo solucionarlo por ti, no puedo más que acompañarte. Y acompañarte es suficiente para que recuerdes que tú puedes salvarte, que tienes la solución y que puedes hacerlo. Esto me lo recuerdo cada vez que me cruzo con la idea de que, conmovido por lo que te sucede, intento salvarte, solucionarlo y hacerlo por ti.
En la Escuela de Inteligencia Espiritual aprendemos a acompañar, a observar, a escuchar y a estar dispuestos a caminar al lado de quien nos pide que lo hagamos. A no apurar el paso, renunciar a hacerlo bien y no esperar el resultado, sino confiar en el proceso y aceptar lo que no podemos hacer, para que quien acompañamos se dé cuenta de que puede hacerlo, y entusiasmarlo a que lo haga.
Aprender a acompañar es necesario para todos, no solo para quienes hacemos de esto un servicio. Es necesario para los padres aprender a acompañar a sus hijos, y los hijos acompañando luego a sus padres. Para relacionarnos mejor entre hermanos, entre amigos y hasta compañeros de trabajo. Acompañar, solo acompañar, porque es posible que sea el mayor acto de confianza en el otro, y en nosotros.
Julio.
Escuela de Inteligencia Espiritual:
Iniciamos un nuevo grupo en octubre de 2021
