Estar bien depende mucho más de mí de lo que creía. He estado bien más veces de las que me he dado cuenta y, también, he dejado pasar momentos en los que podría haber estado mejor, pero permití que el drama ganara mis pensamientos.

En el camino, me di cuenta que donde fácilmente me perdía era cuando me quejaba y cuando me preocupaba. Por eso, ahora voy más atento a no dejarme llevar por las emociones cuando me enojo, ni a los pensamientos cuando especulo sobre lo que puede pasar. En eso trabajo cada día, y a medida que lo hago se me hace más fácil.

Cuando el malestar llega, me pregunto:

  • ¿Qué quiero hacer con esto?
  • ¿Qué puedo hacer con esto?

Y también:

  • ¿Qué es lo que no quiero hacer con esto?
  • ¿Qué es lo que no puedo hacer con esto?

Lo que nos intoxica puede estar afuera, pero depende de lo queramos hacer con eso. Y yo no quiero perderme en el malestar.

Julio

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