Soy mi sostén. Aprendí a serlo porque cuando nadie confiaba en mi destino, necesitaba contar conmigo. Era el único que podía ver mis sueños, y por eso, entendía que nadie más confiara en mí. Ellos no podían ver lo que solo estaba al alcance de mi imaginación.
Aprendí a ser mi sostén económico y emocional. Aprendí a confiar en mí cuando me di cuenta que estaba viviendo por debajo de mis posibilidades y había mucho por hacer para que eso que imaginaba no quedara en un cuento de lo que pudo ser. No hubo fórmulas veloces, fue al tiempo que pude entender mis miedos. Nadie fue responsable de mis demoras, sino mis ideas y mis prejuicios, tanto hacia mí como hacia otras personas. ¡No tenemos consciencia de cómo nos boicoteamos con ideas que creemos reales!
Un día me pregunté: ¿a qué realmente le tengo miedo? Y la respuesta fue inmediata: “a mi grandeza”. Temía reconocer todo lo que podía hacer. Aún había una voz que escuché varias veces y me repetía: “¿Quién crees que eres para vivir como quieres?”.
Hoy soy más libre que en esos años. Mucho más libre. Y con mucho camino por recorrer, pero sabiendo que en cada paso estaré cumpliendo mi destino.
Julio.
¿Te gustaría formar parte del segundo grupo de la Escuela de Inteligencia Espiritual?
Periodo agosto 2021 – junio 2022
Anímate a incorporar la espiritualidad a tu mundo cotidiano para no solo vivir bien, sino que la vida tenga un sentido trascendente. ¡Quedan pocos cupos disponibles para este programa de formación con Bevione!
Puedes escribir a [email protected] o visitar la página para conocer más.
