En mi experiencia, las toxinas más peligrosas son las emocionales. Es cierto, hay toxinas químicas que le pueden hacer daño al cuerpo en poco tiempo, pero a esas las advertimos y salimos corriendo a buscar ayuda. Pero las toxinas emocionales, de resentimiento, enojo, frustración… están allí y no solemos darnos cuenta. Las hemos normalizado y vamos aprendiendo a vivir con ellas, sin darnos cuenta de que nos van quitando la vida, no solo por el daño que reflejará nuestro cuerpo, sino porque nos desconectamos del disfrute, de la alegría, del sabor de vivir.
Quien más, quien menos, todos tenemos estos basurales emocionales. Y debajo de esa basura están nuestros tesoros: los anhelos, nuestra autenticidad y nuestras ganas de vivir como realmente queremos, sin estar contenidos en algún molde que nos apresa. Justamente, el querer encajar o sobrevivir dentro de algún molde que no es nuestro, es, en mi experiencia, la razón principal de tantas toxinas emocionales. Nos estamos ahogando.
Y la tarea es ir haciendo el trabajo de separar lo que es basura de lo que simplemente es una situación que no me gustó y la tiré al basural.
A medida que vamos tomando decisiones, haciendo cambios, vamos limpiando ese espacio. Poco a poco, pero lo vamos vaciando.
Allí suele estar lo que no resolvimos emocionalmente… lo que terminó, pero nosotros no terminamos, lo que habíamos disimulado, escondido… pero ya sabemos que podemos hacer algo diferente.
Y comprometerme a un hábito que nos mantenga alertas. El mío, es mantener mi voluntad de por nada, ni nadie, negociar mi paz.
Julio.
Te ayudamos con regalos muy especiales para este mes del amor y la amistad
Las gift cards de Bevione son regalos valiosos para animarnos a seguir trabajando en nuestra paz interior y descubrirnos, junto con el otro, desde la mirada del corazón, del verdadero amor. ¡Que nada nos distraiga de la voluntad de amar!
