Los apegos nos ciegan y queremos ver

No me cuesta desapegarme, ya sea de cosas, situaciones o ideas. Naturalmente, y es algo que agradezco de, seguramente, haberlo aprendido en otras vidas. Dejo ir lo que se va y cierro lo que se termina. Quizás haya sido una actitud defensiva para no sufrir, según me dijo una vez un psicólogo en mi adolescencia. Quizás, le dije yo, pero si lo que evito es sufrir, ¿entonces para qué cambiarlo?, le respondí.

El sufrimiento llega y se instala cuando nos aferramos a algo o a alguien. Nos aferramos de tal medida que lo decimos a toda voz: “no puedo vivir sin él”. Y deberíamos también escuchar la otra cara de esa moneda: “No quiero ser feliz”. Si escucháramos el discurso completo, posiblemente comenzaríamos a ser menos apegados, dependientes y miedosos (controladores, victimistas, dramáticos… y todo lo necesario para mantenernos apegados).

Como he dicho otras veces, estamos apegados a las ideas. No me apego a ti, sino a la idea de que sin ti no puedo solo. No me apego al trabajo, sino a la idea de que sin ese trabajo no vivo como quiero. En definitiva, son ideas, solo ideas. Y si las ideas son nuestras, y las ideas se pueden cambiar, ¿por qué no hacerlo? Así no tenemos que alejarnos de nada ni de nadie, sino que ocurrirá naturalmente cuando cuidemos todas las expectativas que hemos puesto en eso.

Los apegos nos ciegan y queremos ver. ¿Comenzamos hoy?

Julio.

¿Cómo prepararnos para los tiempos que están por venir?

Desarrollando conciencia e inteligencia espiritual

Desde marzo a noviembre de 2021, Bevione compartirá su primer programa de formación de la nueva “Escuela de Inteligencia Espiritual” para ayudarnos a comprender lo que somos y nos pasa, desde una mirada más profunda, y poder acompañar a otros en sus procesos de vida. ¡Ya quedan pocos cupos disponibles!

Puedes escribir a [email protected] o visitar la página para conocer más.

Si tienes alguna duda, escribe a [email protected] o vía WhatsApp y Adri del Team Bevione estará encantada de apoyarte.