¿También buscas alivio en la espiritualidad?

Suelo encontrarme con personas que inician un camino espiritual porque buscan alivio o consuelo ante el dolor, para comprender más profundamente el sentido de nuestra vida o para intentar llenar un vacío. Todos caminos válidos, auténticos y, sin duda, de mucha utilidad.

Pero también he escuchado decir: “eso de la espiritualidad no es para mí”. Entiendo que lo que quieren expresar es que, lo que ellos conocen como espiritualidad, no es para ellos, quizás, porque creen que es algo solamente religioso o está cerrado a una filosofía o determinadas prácticas. Lo cierto es que la espiritualidad no es opcional, sino parte necesaria de nuestra experiencia humana.

La espiritualidad nos recuerda que estamos vivos porque un espíritu nos da esa vida. Que no necesitamos creer en nada especial, sino en sentir esa presencia. Que muchas veces son las creencias las que nos distraen de vivir esa experiencia. Que esa experiencia está ligada al amor. Cuando amamos, podemos darnos cuenta cómo todo cobra un sentido más profundo y podemos estar en paz. De hecho, estar en paz es la mayor prueba de esa presencia viva en nosotros.

La espiritualidad no es supersticiosa, pero sí mística, se siente más y se analiza menos, y es más experiencia que teoría. Hay muchas maneras para descubrirla y todas son válidas si nos llevan al amor. Amar, en todo caso, es la tarea que asumimos cuando elegimos esta vida física. Todos llegaremos a esa realización y el tiempo que nos demoremos es proporcional al tiempo que existirá la preocupación, el sufrimiento y miedo.

Mejor lo dijo San Agustín:

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y tú estabas dentro de mí y yo afuera,
y así por de fuera te buscaba; y, deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera;
brillante y resplandeciente, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo;
gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.

Un abrazo,
Julio.

Un regalo para Navidad que es la ventana hacia la paz interior

Con este nuevo libro, Bevione nos anima a ir un día a la vez, llevar un registro diario de nuestro propósito para disfrutar la experiencia en vez de exigirnos cosas que no podemos lograr. Un regalo hermoso para compartir con tus seres queridos.

Comprar el libro desde USA
Comprar el libro desde Europa

Si tienes alguna duda, escribe a [email protected] o vía WhatsApp y Adri del Team Bevione estará encantada de apoyarte.