¡Hola a todos!

Este año se ha llevado muchas rutinas, pero me ha permitido retomar otras que me están haciendo bien, como tener tiempo para cocinar y buscar frutas y verduras lo más frescas posible. El cuerpo nos pide que comamos sano, pero también se acostumbra si no lo hacemos. Así es que hay que mantener rutinas sanas.

Yo crecí en un pueblo de campo, rodeado de verde y con el alimento en el patio de casa. Salía por la puerta de atrás y tenía naranjas, higos y hasta ciruelas, y las ensaladas iban del patio a la mesa. También por eso, en casa, las infusiones de hierba le ganaron al café y entre mis amigos estaba el panadero y el lechero. Agradezco mucho haber nacido así, porque luego pude distinguir fácilmente lo que no era sano.

Este año, de vuelta a lo simple, volví a buscar el alimento más en la tierra que en el supermercado. A media hora de casa hay quintas y ahora son mis nuevos viajes. Ya no voy tanto al aeropuerto como a buscar mi bolsa de vegetales. Y, poco a poco, voy retomando la vida más cercana a la naturaleza. Es más fácil estar en calma cuando la tenemos cerca.

Seguimos andando. Un abrazo,

Julio.

Si tienes alguna duda, escribe a [email protected] y Adri o Ari estarán encantadas de apoyarte.